sábado, 31 de julio de 2010

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La primera lección que aprendí es que no debes de tirar piedras si vives en una casa de cristal.
Vivo en una casa de cristal en la que no deja de llover piedras y lo más extraordinario, es que nunca he salido corriendo en busca de otro tejado. Hasta hoy.

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A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota.

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Me tropiezo, me caigo y me vuelvo a tropezar!